La historia moderna no conoce una catástrofe comparable al hundimiento de 1945.
Jamás, antes de entonces, se extinguieron tantas vidas, fueron demolidas tantas ciudades y asoladas tantas zonas al desmoronarse un imperio.
Antes bien, en la agonía con la que se apagó el imperio de Hitler pareció accionar una fuerza motriz.
Esta puso todo de su parte para que no solo terminara su propia dominación sino para que, literalmente, el país dejase de existir.
En múltiples ocasiones, Hitler había proclamado que él nunca capitularía, y a inicios del año 1945 aseguró: Tenemos la posibilidad de hundirnos.
Pero nos llevaremos a un mundo con nosostros.
El hundimiento es el relato meticuloso de los últimos catorce días de Hitler en el búnker.