Una enternecedora crónica familiar y sentimental.
El retrato de un país que miraba al futuro y se olvidó de dar las gracias a la generación que lo hizo viable.
«Nos rezaban que 4 esquinitas tenía mi cama y que 4 angelitos nos la guardaban, pero mi cama al menos tenía cinco.
Y uno de ellos era una señora de campo que pinchaba cuando te daba un beso».
1975.
A un pueblo de esa España que empieza a vaciarse llega la novedosa profesora con sus hijos.
El mucho más pequeño es David.
La vida del niño radica en ir a la era, desollarse las rodillas, asomarse a un pozo sin brocal y viajar cerrando los ojos en el supermercado.
Hasta el momento en que llega una cuidadora a casa y sus vidas cambiarán para toda la vida.
De Emérita, David aprenderá todo lo que hay que comprender sobre las cicatrices del cuerpo y las heridas del alma.
Gracias al chico, ella recobrará algo que creyó haber perdido hace mucho.
Los ingratos es una enternecedora novela sobre una generación que vivió en aquella España donde se viajaba sin cinturones de seguridad en un Simca y la comida no se tiraba por el hecho de que no hacía tanto que se había pasado apetito.
Un homenaje, entre la inocencia y la culpa, a quienes nos acompañaron hasta aquí sin pedir nada a cambio.