Schutz -refulgente profesor y también investigador, principal creador junto a otros del Instituto Esalen de California- nos habla en esta obra de la «cultura de los encuentros» como una filosofía de la vida, fundamentada en la unidad fundamental de los diferentes planos en que marcha el ser humano (físico, emocional, intelectual, popular, espiritual), y que apunta a una realzada conciencia de sí mismo y a una mayor franqueza en la relación con el prójimo.
Exponiendo su doctrina del «acercamiento abierto», describe en aspecto el avance de un «laboratorio» y el papel de las distintas técnicas en él usadas, así como los aportes del «rolfing», el hatha yoga, la bioenergética, el psicodrama, la terapia guestáltica y otros métodos.
La iniciativa de Schutz podría definirse como la tentativa de poner en práctica el diálogo personal del Yo y el Tú de que hablaba Martín Buber, puesto que en todos nosotros anidan «exactamente las mismas necesidades, los mismos miedos, exactamente las mismas luchas y deseos.
Todos somos uno».